Teresa Figueroa

1858

Bajo la sombra de una parota, la narradora y cuentacuentos, Teresa Figueroa, explora con los niños el arte del relato oral. Nació en Ciudad de México, luego viajó por mil lugares desde niña, hasta llegar a Veracruz. De las tierras veracruzanas, hace siete años, se trasladó a Tonalá. Desde entonces no ha parado de realizar actividades culturales de una forma discreta, pero con enorme fuerza y vitalidad. En el Centro Cultural Los Ariles —que ella fundó—, hace lo que no ha podido lograr la “cultura oficial”: mantener vivo un espacio y otorgar aliento a los contertulios. De lunes a domingo nos ha tocado observar el número de personas que visita Los Ariles, donde lo mismo se come delicioso que uno puede aprender sobre plantas o las artes, escuchar buena música y, sobre todo, escuchar a Tere contarles cuentos a los niños. Ella proviene de una familia de narradores orales y, a su vez, ha escrito y ganado concursos con sus historias; el más reciente fue el Concurso nacional de cuentos campiranos Marte R. Gómez 2009, que convoca la Universidad de Chapingo. Durante la pasada FIL, por cierto, se presentó la recopilación de los cuentos; por haber tenido el primer lugar Tere Figueroa, el libro lleva como título el nombre de su texto: “Matea”.

Cuentacuentos
Contar es una herramienta para llevar a las personas al libro. Cuando se da el encuentro con la lectura y se aprende a disfrutar la escritura, es un descubrimiento en la vida. No todas las personas han tenido esa oportunidad, esa suerte. Nosotros, como mediadores, narramos historias y a partir de allí se ha dado la conexión hacia la historia que generalmente está en los libros.

Lectura
Fue la sala de lectura la que nos permitió tener un vínculo cercano con nuestra comunidad; a partir de eso vinieron a Los Ariles, niños y creadores, lo que nos llevó a crear el centro cultural. Todo fue a iniciativa de la comunidad y de los propios creadores, que solicitaron el espacio para hacer tocadas de rock y exposiciones de pintura. De allí nos convertimos en asociación y lleva el nombre de Mitotli, que reúne a 50 personas que desarrollan diferentes artes en Tonalá.

Corazón
Después del encuentro con las fábulas, los niños dibujan o realizan una manualidad y, luego, si del corazón de los niños nace, ellos tomarán un libro para leerlo; hay niños que no, que nunca toman uno. Sin embargo, siguen viniendo y sabemos que tarde o temprano sucederá, porque es algo humano…

Narrar
Desde el fondo de uno mismo comienza la historia de los cuentacuentos. Todo inicia con la elección del libro. Todo libro nos contacta con algo de nosotros mismos: nos narramos a nosotros cuando hallamos emoción en la lectura. Eso es para mí un proceso mágico. Cuando alguien lee un texto, puede que diga: “Ah, eso lo siento también yo…”. Al menos eso me ocurre casi siempre a mí.

Experiencia
Cuando uno lee, siente que el autor pudo decir algo también sentido alguna vez, pero él lo dijo mejor que nosotros… cuando eso ocurre siempre uno tiene el deseo de compartir la experiencia, que considero un suceso muy humano…

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