Tomochic, "un bellísimo libro"

Así definió Francisco I Madero la novela de Heriberto Frías que narra las atrocidades cometidas por el ejército porfiriano en ese pueblo de Chihuahua

SALVADOR ENCARNACIÓN

 

Más que soldado, escritor, Heriberto Frías escribió sobre lo ocurrido en la batalla de Tomochic, un pueblo chico que peleó contra las fuerza federales de Porfirio Díaz. Era el año de 1892. Se puede decir ahora que ese pueblo de Chihuahua queda lejos; en aquel año era la orilla del mundo. Fue una matanza terrible. El pueblo, de casi 300 habitantes, fue devastado por las tropas. La paz porfirista en su esplendor.

 

Fue una noticia mal fundamentada la que despertó el interés de Frías por “contar” la historia verdadera. Desde ese momento, al soldado del IX Batallón que participó en la batalla le quedó nula la faceta de militar (si es que un día la hubo) para dar paso al escritor y narrar una crónica que llegó al campo de la novela. Se asegura que fue Joaquín Clausell quien alentó a Frías a escribirla para publicarla en forma de artículos en El Demócrata bajo el seudónimo de Barreta. Sostiene Elena Poniatowska en La soldadera: “Los federales destruyeron prácticamente el pueblo, pero en los periódicos se publicó una crónica que falseaba a los acontecimientos e indignó a todos… El entonces teniente Heriberto Frías, escribió su propia experiencia para desmentir a los diarios. Acusó al ejército de varias atrocidades”.

 

Tomochic está escrito con un estilo sencillo, hábil en la descripción. Los sucesos ocurren uno tras otro cronológicamente y su narrador, omnisapiente, informa hasta el último pensar de algunos personajes; hay momentos que su voz notifica de más: “Actualmente el ferrocarril de Chihuahua a la Sierra Madre viene transformando esta región que empieza a poblarse y cultivarse”. Esas intromisiones hacen que el texto se aprecie como el reportaje de un suceso. Este estilo hizo que Mariano Azuela comentara: “…más que novelas parecen reportazgos de diario…”. Si se omiten estos detalles se comprende la posterior afirmación de Azuela: “La naturalidad y sencillez del relato, es para mí el encanto supremo de esta novela”.

           

Sostiene Tomochic que los habitantes de ese pueblo son magníficos con la carabina Winchester por sus peleas con los apaches, pero ahí permea la ignorancia y ellos son altaneros. “…y quieren independizarse de los dos poderes a los cuales hoy han obedecido: el Clero y el Gobierno”. Todos abonaron a la violencia en la zona: Teresa Urrea, “Teresita” o la “Santa de Cábora”; los Chávez que dominaban a la mayoría del pueblo; el gobernador que quiso llevarse unos cuadros del templo para Chihuahua; el sacerdote al afrentar la nueva “fe”; la amenaza para meter a los rebeldes como soldados de leva. Esta novela se clasifica como “antecedente” de la novela de la Revolución, junto a La Bola de Emilio Rabasa y La Parcela de José López Portillo y Rojas, por citar dos ejemplos.

            

Heriberto Frías fue acusado de traidor por escribir Tomochic. Entre otros cargos se le imputó el de revelar secretos militares. Joaquín Clausell se adjudicó la autoría y eso libró a Frías de juicio sumario. Antes su casa había sido embargada en busca de  pruebas en su contra. Se lee en la novela sobre el teniente Ramírez: “Y en la noche (…) tuvieron una noticia de sensación: el teniente coronel José M. Ramírez, del Undécimo Batallón, que en el combate del día dos de septiembre fue herido y hecho prisionero en Tomochic, había sido puesto en libertad,…” El periódico El Nacional (martes 15 de noviembre de 1892), entrevistó a este militar, agregando la siguiente nota: “Desde hace tres días se encuentra en esta ciudad el Teniente Coronel de 11°. Batallón, Don José M. Ramírez, cuyo valiente comportamiento en la batalla de Tomochic es de todos conocido… El Sr. Ramírez resultó herido el 2 de Septiembre; al tomar el cementerio…” Es de razonar que un participante en las batallas era el escritor de la novela.

            

Porfirio Díaz, ante el Congreso de la Unión (1 de abril de 1893) sostuvo: “Y si bien algunos fanáticos alteraron el orden público en el pueblo de Tomochic, del Estado de Chihuahua, ese movimiento fue pronta y enérgicamente sofocado con el envío de fuerzas federales, sin que llegase a tener consecuencias trascendentales para la paz de que goza la República”.

            

Francisco I Madero, en su libro La sucesión presidencial, escribió: “Heriberto Frías, valiente y pundonoroso oficial, pensador y escritor notable, indignado por las torpezas de sus superiores y las infamias que le hicieron cometer llevándolo a exterminar a sus hermanos, escribió un bellísimo libro denunciando esos atentados; pero la voz varonil de los hombres de corazón nunca es grata a los déspotas de la tierra, y ese oficial pundonoroso fue dado de baja, procesado y estuvo a punto de ser pasado por las armas”.

 

Reseñó El Informador: “El señor Frías murió en la más completa penuria; por lo que se acordó se organicen algunas funciones teatrales a beneficio de sus deudos”. Heriberto Frías nació el 13 de mayo de 1870 en Querétaro y murió en Tizapán, demarcación de la Ciudad de México, el 12 de noviembre de 1925.

 

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