Ser gay en México es casi una garantía de ser discriminado. Pero serlo en la región conservadora de los Altos de Jalisco es casi un infierno. La sociedad alteña alienta una triple discriminación. No lo acepta ni su familia, ni la comunidad, ni ellos mismos. Y esto se agudiza, pues los ayuntamientos no cuentan con campañas para fomentar la inclusión, ni tampoco existen activistas que velen por los derechos de la comunidad LGBTTTI (lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual), que existe entre las sombras.
Así lo explica Juan Carlos Plascencia de la Torre, alumno de la carrera de Psicología del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), quien elaboró un estudio de casos titulado “Consecuencias de la discriminación triangular en la salud mental de los homosexuales de Tepatitlán” y que fue presentado en el Congreso Nacional de Enseñanza e Investigación en Psicologia, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
“Antes de entrar a la carrera vi un video en Youtube donde un joven peruano habló sobre la discriminación triangular y vi que no existe nada de teoría al respecto de ese concepto. Me di a la tarea de investigarlo en Tepatitlán, hice estudio de caso con habitantes considerados homosexuales. El homosexual en la región no sólo era discriminado en su familia y la sociedad, sino que él se discrimina a sí mismo, no se acepta tal y como es. En este contexto conservador, lo etiquetan de pecador. Es rechazado en el trabajo, en la escuela y su historia de vida es muy fuerte. La presión social en la región es tanta, que se han dado casos de suicidios”, detalla Plascencia de la Torre.
Y agrega: “Llevé este caso a un congreso de discriminación en Chiapas. Les llamó la atención, ese concepto no se tomaba en cuenta, y gustó el tema del triángulo discriminatorio. Aunque tienen duda todavía si existen o no investigaciones recientes, porque no hay teoría todavía fundamentada. Lo tomaron muy bien y me dieron recomendaciones de dar seguimiento a esa línea de investigación y en eso estoy trabajando”.
De acuerdo con la reciente Encuesta Nacional sobre Discriminación en México elaborada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) 7 de cada 10 personas homosexuales no se sienten respetadas en sus derechos.
En la clandestinidad
El contexto social en Tepatitlán de Morelos y el resto de los municipios de la región, como Arandas, Jalostotitlán o San Miguel Alto, es conservador. Se presume de ser cuna de la Guerra Cristera, de tener un catolicismo arraigado y la vocación agropecuaria de la zona acentúa las posturas machistas. Sin embargo, hay un doble discurso, pues quienes temen “salir del closet” viven su homosexualidad desde la clandestinidad o visitando regularmente otras ciudades, expresa Plascencia de la Torre.
“Es conservador y no. La sociedad sigue tomando en cuenta ideologías desde la parte eclesiástica y la tradición católica, pero los nuevos jóvenes tienen acceso a información que les da una apertura de cambio y aceptación. Aún no es como Guadalajara, pero tampoco como San Juan de Los Lagos”, apunta.
Incluso, en Tepatitlán existe un antro gay que tiene siete años vigente. Narra que en sus primeros años de apertura fue muy atacado por el credo de la Iglesia y personajes políticos. “Hoy ya se toma a la ligera. Existe y punto”.
Sobre el contexto laboral agrega: “En la ganadería se da el tipíco macho alteño y no se permite que una persona rara ingrese a un ámbito para hombres, los etiquetan de mujercitas o débiles y aunque muchos gays tienen gusto por el rancho, no los dejan entrar a ese mundo”
En cuanto a políticas públicas, pormenoriza que el Comité Municipal para la Prevención del SIDA (Comusida) trabaja en campañas de atención a la discriminación, pero no de lleno.
“Siento que los ayuntamientos deberían poner énfasis en esta parte, no se han dado a la tarea de elaborar un diagnóstico a profundidad. Ni siquiera hay números, ni cifras, ni en el Inegi ni en ningún lado por el miedo de decirlo. Ojalá con la entrada del nuevo gobierno se pueda avanzar en esto”.
Y concluye: “Públicamente muy pocos se atreven a aceptar sus preferencias sexuales, y por lo tanto no existen todavía activistas en pro de la no discriminación. Aquí hace falta una asociación o un comité que prevenga eso. Que dé asesoría para jóvenes con orientación homosexual y para prevenir suicidio y depresión, y brinde herramientas a las personas o familias que lo consideran problema y no es problema. En Guadalajara trabaja Codise (Cohesión de Diversidades para la Sustentabilidad) pero aquí no se da ese paso”.