Un documental para reflexionar sobre la libertad

Trabajo de egresado de la UdeG sobre la historia de un okupa en Barcelona puede ser una ocasión para pensar sobre la vida y el ser en tiempos de confinamiento. El corto fue transmitido por el canal del Congreso de Jalisco y su puede encontrar en redes sociales

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Christian Jiménez, abogado por la UdeG y autor del documental. Foto: Cortesía

En más de una ocasión he visto a Christian Jiménez deambular por las calles de la ciudad de Guadalajara sin un rumbo fijo. La mirada alta, los pasos certeros y el espíritu de constante exploración.

Enrique Vila-Matas escribió que Barcelona tiene cierto fervor que empuja a perderse en un breve laberinto que es distinto cada día. Justamente fue allá donde Christian descubrió la semilla de lo que quería expresar a través de su trabajo audiovisual, mientras caminaba por pasillos angostos y grandes ramblas hasta que agotó la urbe entera.

Abogado por la Universidad de Guadalajara se sintió seducido por contar historias a través de imágenes, así que viajó a España para estudiar cine, guión y lenguaje audiovisual en La Casa del Cine de Barcelona; ahí produjo y realizó el corto-documental La gracia de lo absurdo que presenta la vida de un okupa en la capital de Cataluña.

Su trabajo se proyectó en el Canal del Parlamento del Congreso de Jalisco. Christian, sobre su trabajo, dice que ahora, con la contingencia por el Covid-19, es el mejor momento para reflexionar acerca de temas como los que incursiona su producción: la libertad, el ser, el vivir.

¿Cómo se desarrolló esta propuesta de narrar la vida de un okupa, su pensamiento, su ser?

En Barcelona disfruté mucho el caminar por las calles. Comencé a encontrar cosas que me llamaban la atención y se convertían en ideas que quería contar. En el deambular vi un pórtico medio raro, como con un montaje. Parecía la parte trasera de un banco. Al acercarme vi que tenía papeles pegados con aforismos de filósofos escritos que me atrajeron y me sentí identificado. De pronto Alfonso, quien es el protagonista de mi historia, apareció y comenzamos a dialogar. Conocer su historia me pareció algo especial: él es un individuo pleno, de acuerdo a mi punto de vista, porque él ya había reconocido su libertad individual, sin importarle lo que la gente pensara.

¿Es muy marcado allá el movimiento Okupa?

Es muy grande porque las personas que son de ahí se han visto mermadas en su realidad por el asunto de la gentrificación, que parece ser algo brutal, porque la barrera de la desigualdad crece bastante.

¿Existe una barrera entre la sociedad establecida y estos personajes?

Creo que todos tenemos esa parte en la que el ego, la vanidad o las etiquetas sociales no nos permiten abrirnos a las personas que creemos que están en peor situación que nosotros; hay personas que no necesitan la opulencia para ser, sino que tienen lo elemental para estar felices, que muchas veces es sólo estar vivo y disfrutar. Eso es lo más importante del testimonio de Alfonso, que para él ya no existen reglas.

¿Cómo trasladas lo que viste con Alfonso a nuestro país?

Acá hay cada día más personas en situación de calle; ahorita con lo del Covid-19 tenemos todo un reto económico que se nos va a venir, porque abrirá una brecha muy grande entre ricos y pobres. Pienso que en la calle es donde está la realidad y es donde nos podemos dar cuenta de la desigualdad.

Ha pasado un año desde su realización, ¿por qué hacerlo público hasta hoy?

Creo que el que salga ahora a la luz es importante porque el entorno nos ayuda a que la semilla germine y que haya esperanza con todas las sensaciones que nos permite el confinamiento por el Covid-19, que insisto, también es un punto de quiebre para la sociedad que nos hará vernos endebles y sin control. Pienso que un contenido así también deja esperanza y es momento de abrirnos a saber quiénes somos y cuál es nuestro sentido aquí basados en eso.

Aquí pueden ver el corto-documental La gracia de lo absurdo, de Christian Jiménez.

 

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