A Alfredo Bryce Echenique siempre le ha tenido sin cuidado la opinión pública sobre su persona. Durante décadas no lo turbó su prestigiosa y amplia reputación literaria desde principios de los 70 cuando Un mundo para Julius –su segundo libro y primera novela– le valió el reconocimiento internacional, y no lo turba ahora cuando los reporteros le preguntan sobre el juicio por el plagio de 16 artículos que en 2009 se dictaminó en su contra con una multa de aproximadamente 56 mil dólares.
“A estas alturas he aprendido que la justicia es larga. Puede que en dos años se acabe este asunto, ya para siempre, y cien por ciento favorable a mi persona”, contestó impasible al enésimo cuestionamiento luego de decirse inocente y calificar el proceso de irregular e inconstitucional durante la rueda de prensa para anunciar del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de este año, la semana pasada.
Quizás valga ahora lo mismo pero en sentido inverso lo que escribió en 1987 Fernando R. Lafuente sobre la eterna polvareda en torno a Echenique: “El inmediato éxito de crítica y de público le han secuestrado, en más de un sentido, la verdadera dimensión de su propuesta narrativa…”, lo anterior en la introducción al libro que registra la Semana del Autor que le dedicó el Instituto de Cooperación Iberoamericana en 1987.
“Nacido en Lima, en 1939, Alfredo Bryce Echenique es una de las figuras fundamentales de la literatura latinoamericana. Su obra ha atravesado e influido a varias generaciones desde la publicación de su primer libro de cuentos, Huerto cerrado. Su prosa está llena de humor, y una irónica nostalgia por los años idos, construye personajes entrañables con quienes los lectores establecen una empatía inmediata […]. Este gran cronista de la vida y las búsquedas literarias y políticas de los latinoamericanos de su generación explora temas que rozan la enfermedad, la felicidad, el amor y la tristeza, y se mueve con igual eficacia por el cuento y la novela”, reza el acta del jurado integrado por Mayra Santos-Febres, de Puerto Rico; Mark Millington, de Inglaterra; Leila Guerriero, de Argentina, así como por cuatro miembros en segundo periodo: Julio Ortega, del Perú (quien ha prologado de manera apologética al menos dos libros de Echenique); Jorge Volpi, de México; Margarita Valencia, de Colombia y Cí¢lin-Andrei Mihí¢ilescu, de Rumania.
Este último, vocero del grupo, expresó la postura oficial de su decisión y la polémica que ya preveían: “Desde nuestro punto de vista, porque claro, los jurados lo discutimos, creemos que el plagio de unos artículos, sea una o 17 columnas, de pequeñas artículos periodísticos, es algo menor que no toca a su gran obra […]. Después de haber escrito 50 columnas empiezas a repetirte, en el caso de Bryce Echenique, cuando hay un tipo de confluencia entre prensa diaria y literatura que es única, hay momentos de crisis como este, yo no lo llamaría plagio sino plagio inevitable, una repetición inevitable es como lo que pasa con los juegos de palabras, ellos nos inventan a nosotros. Esa es nuestra posición”.
Echenique no podría estar más de acuerdo, él que repitió una vez más para simpatía de los reporteros incautos una frase que ya ha dicho en numerosas entrevistas: “Soy un pesimista que siempre espera lo mejor”.
Además, ya 15 años antes, cuando en la citada Semana del Autor habló de su fascinación por Stendhal y reconoció las pruebas de Leonardo de Sciascia en Mitómano Stendhal sobre el hecho de que el autor de Crónicas italianas nunca estuvo en Sicilia, Echenique había dejado claro su criterio: “A pesar de ello, los italianos saben desde hace mucho tiempo que para ser italiano es necesario haber leído a Stendhal, que inventó un país. Son los mentirosos los que siempre dicen la verdad”.
Sin embargo, también los inconformes habían hecho sus previsiones, y por eso, algunos inconformes no arremeten contra el ganador, sino contra los otorgantes. El escritor tapatío Israel Carranza, por ejemplo, advierte en un artículo de su blog: “Lo que ahora está en riesgo, gracias a esta decisión incomprensible, es el prestigio del Premio FIL, que al momento mismo de anunciarse se volvió más cuestionable que nunca —cosa que por lo visto no tomaron en cuenta los miembros del jurado (o sí, pero los tuvo sin cuidado)”.
Humor, amor, tristeza
Las muchas tesis y obra crítica que se ha escrito sobre la amplia bibliografía de Echenique suelen poner especial atención a tres rasgos principales de su escritura: el humor, el amor y la tristeza.
El periodista Daniel Centeno dice en su libro de entrevistas Retratos hablados: “Si algo hace más entrañable la figura de Alfredo Bryce Echenique es el amoroso manejo que le da a la tristeza. Su mundo narrativo está habitado por una cantera de adorables perdedores, de seres que sonsacan sonrisas y amor con cada una de sus tortuosas líneas de vida. De tal forma, el humor, como organismo unificador de su prosa, se macera en un claro ambiente de melancolía, saudade e ironía necesarias para llevarlo por los derroteros de una ‘intencionalidad claramente moral’ como le gusta definirla”.
El propio Echenique tituló su texto autoreflexivo en el libro Ante la crítica como “instalar el humor en el corazón de la tristeza”, por si no quedaran claras sus preocupaciones literarias.
Muchas veces se le ha dado el adjetivo de “cervantino”, porque sus historias llenas de lo ordinario parodian la vida cotidiana con una nitidez de lo más entrañables. Quizás por esto, y porque no ha practicado la autobiografía y publica igualmente antologías de sus textos de no ficción como relatos de viaje y crónicas, muchos lo consideran un autor del yo, y no diferencian estos lectores al autor del narrador.
Pero siguiendo con el mote de “cervantino”, no hay que olvidar que El Quijote es un texto lleno de intertextos. Su mundo se revuelve en la propia literatura, e incluso el mismo Bryce Echenique ha aclarado curiosidades textuales personales, como su afición por los epígrafes: “Cuando encuentro uno que me gusta, lo guardo. Muchas obras mías son digresiones entorno a un epígrafe. Y esto es un argumento contra los que me consideran un autor autobiográfico: yo sólo hago literatura sobre literatura, nada más”, dijo en la citada Semana del Autor.
Twitter
La polémica pública
No se han hecho esperar las reacciones de la “República de las letras” en las redes sociales. En Twitter, el editor de la revista Letras Libres Ricardo Cayuela (@Ricardo Cayuela) y el escritor Luigi Amara (@leptoerizo) trabaron una discusión en pocos golpes:
C: Bryce Echenique fue condenado en su país por una larga serie de plagios. ¿Respuesta de México, a través del Premio Fil? 150 mil dólares.
A: Cervantes fue condenado en su país por “astucias” contables. ¿Respuesta del mundo, a través de los siglos? La inmortalidad.
C: esperemos, pues, a que la posteridad se pronuncie sobre Bryce y dejemos de hacer el ridículo premiando a un plagiario confeso.
A: ¿La condena de Bryce no confunde ámbitos? ¿Grove Press y Anagrama hicieron el ridículo al publicar a Burroughs, uxoricida?
C: Los crímenes de Burroughs fueron extra literarios (si exculpamos su gramática), los de Bryce de lesa literatura.
A: No creo que estuviera haciendo literatura copiando artículos. Bryce es pésimo plagiario y gran escritor.
C: Yo sí creo que el ensayo es literatura. Bryce firmó como propios más de veinte ensayos ajenos. El premio Fil es a la trayectoria.
[…]
C:Â Por último, propongo que el premio ex Rulfo, ahora Fil, se llama “Francisco Draque de las Lenguas Romances”. Al abordaje.
A: Jaja, y que no se llame premio, sino botín, y se entregue ya de plano en una isla del Caribe.
C: La Fil es ya una isla del Caribe: paraíso fiscal, tiburones al acecho, más ron que rumba y no poca rumba.
Otros escritores han manifestado su desacuerdo con claridad o ironía, como Mauricio Montiel (@Elhombredetweed), Antonio Ortuño (@AntonioOrtugno) y Aurelio Asiain (@aasiain), quien recordó un caso parecido y reciente en nuestro propio país: “¡Le dieron el premio Sealtiel Alatriste a Alfredo Bryce Echenique!”.
Por su parte, la directora de Conaculta, Consuelo Sáizar (@CSaizar); el escritor peruano Iván Thays (@moleskinelit) y los mexicanos Guillermo Fadanelli (@GFadanelli) y Rogelio Guedea (@rogelioguedea) se alegraron de la noticia.