Filtrarse por un momento musical sosegado –sin obstáculos para que los sentidos crucen por armonías resplandecientes– es el distintivo mayor del grupo The Whitest Boy Alive. Tras un par de presentaciones en esta ciudad, la agrupación encabezada por Erlend í˜ye (Kings of Convenience) retorna –sin ninguna novedad discográfica– y abre la agenda de conciertos para este año en el Teatro Estudio Cavaret.
Desde hace más de siete años, The Whitest Boy Alive ha recorrido los caminos de la electrónica y el pop rock, abanderado por una propuesta fresca y en exceso digerible. Dreams (2006), álbum debut de este cuarteto formado en Berlín, Alemania, consiguió despertar interés en el circuito indie –sin librarse de las comparaciones con los primeros trabajos de Talking Heads–, para después dar paso a Rules (2009), una grabación que en esencia no representa ningún cambio sustancial a su primera placa.
Con una aceptable recepción por parte del público en sus anteriores actuaciones, The Whitest Boy Alive se desenvuelve en el escenario como una agrupación alegre y entregada, que conduce su música mediante ejecuciones limpias y sin sobresaltos. Ahora sólo queda esperar el rumbo que tomará su sonido y constatar si realmente existe audacia y atrevimiento en sus próximas composiciones, después de mantenerse dos años fuera del estudio de grabación.
