Una síncopa para el recuerdo

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Hace cinco años que Tónica, esta asociación civil dedicada a promover el jazz y la educación musical en Guadalajara, comenzara su sueño. Liderada por Sara Valenzuela y Gil Cervantes, el 2011 ha significado no sólo el año para celebrar y reflexionar sobre lo que la asociación ha hecho en su primer lustro, sino también para homenajear post mortem a Eugenio Toussaint, quien ante su inesperada partida ha dejado descobijada la escena del jazz mexicano.
Originalmente, cuando a inicios del año se planeaba cómo realizar el concierto de aniversario de Tónica, se pensaba en la necesidad de montar un encuentro jazzístico de pianos, y para el cual obviamente Toussaint estaría presente. Esto pasaba un mes antes de la muerte de Eugenio, así que ante la pena, había que continuar con el proyecto, aunque esta vez el tributo se diera in memoriam.
Si hay algo de emotivo en este concierto no se debe sólo a que los hermanos de Eugenio, Enrique y Fernando –en el bajo y la batería–, se reúnan para tocar la música que interpretaban al lado de su “carnal”, y quienes formaron el trío Sacbé, sino también a que realmente serán de nuevo tres en el escenario. La tecnología digital permitirá que la noche del 28 de junio presenten en el Teatro Degollado el material de Neo, una grabación de los Toussaint en vivo y reciente, realizada en una sola toma sin ediciones, en Minneapolis, que prácticamente nadie ha escuchado, y sobre la que Enrique y Fernando jazzearán arropados con el recuerdo y el sonido de su hermano.
Esa noche de jazz, también compartirán el teatro un dueto integrado por el saxofonista y flautista Jay Rodríguez, con el pianista Arturo O’ Farrill. Estos músicos resultan importantes para el aniversario de Tónica no sólo por su reconocida trayectoria. Rodríguez ha sido un constante asesor de esta asociación por su amplia experiencia en labores de apoyo social a través de la música, y al igual que O’ Farrill, realiza programas educativos para niños de escasos recursos.
Esa es sobre todo –asegura Sara Valenzuela–, la intención de Tónica. En estos cinco años se ha preocupado no sólo de ofrecer conciertos, sino de promover la educación musical contemporánea en todos los niveles, buscando apoyos para otorgar becas y creando seminarios con músicos prestigiados internacionalmente, y a los que difícilmente podrían tener acceso de otra manera y no sin invertir mucho dinero los intérpretes locales, si no fuera mediante la gestión de Tónica.
Por ello Valenzuela considera que más allá de celebrar el trabajo de Tónica, es la oportunidad de “agradecer” a la gente que los ha seguido. A base de aciertos y errores, es como cree que se han hecho de una credibilidad ante el medio, y aunque este año los recortes presupuestales que han pegado en todos los ámbitos no les han permitido realizar todas sus actividades como se habían planteado, entre éstas el seminario, decidieron no cancelar este concierto, pues ello permitirá que quienes no conozcan la labor de la asociación puedan acercarse, y se den cuenta de que en gran medida los proyectos de Tónica se han hecho por manos voluntarias, y que una de sus prioridades es buscar la autosustentabilidad que no los tenga atados a las variaciones presupuestales.

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