El talento humano, el trabajo en equipo, el valor, la comunicación y el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) han sido clave para enfrentar la pandemia del COVID-19 en las universidades de Salamanca y Domingo Savio, de Bolivia; de Guadalajara (UdeG) y el Instituto de Altos Estudios Nacionales, de Ecuador.
Así lo destacaron los participantes del I Seminario Internacional Virtual «Instituciones de educación superior, respuestas de gestión y desafíos de inclusión en contextos de crisis. Una mirada internacional», que organiza esta Casa de Estudio, a través del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), y que concluirá el 24 de marzo.
Las universidades de Bolivia, la de Guadalajara y la ecuatoriana optaron por la educación virtual para hacer frente al problema y poder continuar impartiendo clases. La Universidad de Salamanca optó por una presencialidad segura, en la que combina las clases en sitio con las clases virtuales, alternando a los alumnos.
El Coordinador General Académico y de Innovación de la UdeG, Carlos Iván Moreno Arellano, enfatizó que el reto ahora en México es presionar para que en los gobiernos se generen las condiciones mínimas para una presencialidad escasa, pero segura.
Dijo que al funcionar la UdeG como red, con centros universitarios y regionales descentralizados, permitirá, cuando se den condiciones mínimas, que pueda haber presencialidad gradual y escalonada.
Expresó que otro reto es aprender a convivir con el COVID-19, una enfermedad que estará con los humanos durante muchos años y no se va a poder estar completamente seguros durante los próximos cinco o diez años, y «las estimaciones epidemiológicas, para el caso de México, indican que la inmunidad de rebaño se lograría a mediados del próximo año; entonces, hay que aprender a convivir en la presencialidad o semipresencialidad segura».
Expuso la necesidad de repensar en lo público cómo demostrar todos los días el valor social de la Universidad para generar más confianza.
Gracias a la virtualidad, los alumnos tienen acceso a las mejores mentes, cátedras, seminarios, y eso obliga a los docentes a transformar los mecanismos de enseñanza y a aprovechar la presencialidad segura para un aprendizaje colaborativo y trabajo en equipo.
La Vicerrectora de la Salud, Gestión de la Calidad y Política Académica, de la Universidad de Salamanca, Purificación Galindo Villardón, comentó que en dicha institución se ha tenido que vencer la barrera que ponían los profesores para la enseñanza virtual.
«Nadie reconoce que no sabe o no puede. Lo que dicen es ‘la enseñanza virtual es un desastre, los estudiantes no se forman, los alumnos copian en exámenes’… Es más fácil criticar al vecino que aprender y ponerse al día. Esa barrera ya se ha roto, aunque en algo se mantiene. Por lo tanto, se tendrá que hacer una labor de formación, de convencerlos de que pueden, ya que cuando lo hacen y lo ven, luego les gusta», declaró.
En dicha universidad boliviana se implementó un sistema donde la mitad de los estudiantes asisten al aula y la otra toma la clase por videoconferencia, en tiempo real, y asiste a clase al día siguiente de manera presencial, y así sucesivamente. Hay estudiantes que han tomado muy bien las clases en línea, e incluso se les tiene que animar para que vayan al aula el día en que les toca.
Galindo Villardón habló de la necesidad de evitar la fatiga pandémica en el ámbito docente, como en otros medios. «Nos estamos cansando de la pandemia. Antes, todos teníamos la precaución de aplicarnos gel en las manos continuamente, medir la temperatura, cambiar el cubrebocas cada determinado tiempo, entre otras medidas, pero la gente se relaja y por la fatiga pandémica no se pueden poner en riesgo los avances que se logran».
Hay que reforzar la responsabilidad individual en materia de prevención, dijo, ya que si, por ejemplo, los estudiantes no acudieran a las aulas de manera responsable, de nada sirven los demás refuerzos.
Expresó que se puede hacer docencia presencial, de manera segura. «No exagero cuando digo que no ha habido ningún solo contagio dentro de los edificios de la universidad», y hay un control riguroso y estricto de cada caso. En cuanto se tiene conocimiento de un enfermo, se da parte a las unidades de atención primaria, y son rastreados cada uno de los contactos.
«Hemos creado un sistema automático para que los estudiantes puedan grabar la información de cuando son diagnosticados, cuándo son dados de alta y se comunica al profesor de su enfermedad para que si no van a clases, no tengan ninguna repercusión», subrayó.
El rector nacional de la Universidad Domingo Savio, de Bolivia, Carlos Cuéllar Aguilera, dijo que en ese país hay la necesidad de una normativa permanente para la educación virtual, ya que la desarrollada es para el tiempo de pandemia.
«No hay ningún programa a nivel licenciatura en el país que sea cien por ciento virtual».
Enfatizó que hay que prepararse para el retorno, y en eso puede servir la experiencia de la Universidad de Salamanca. Otros retos son acelerar la transformación tecnológica, incorporar nuevas tecnologías a los planes de estudio, crear nuevas carreras relacionadas con el Internet de las cosas, inteligencia artificial y realidad virtual.
El Vicerrector del Instituto de Altos Estudios Nacionales, en Ecuador, Jhoel Marlin Escudero Soliz, expresó que la disrupción está dada en las universidades, y con solidaridad, conocimiento y humanismo hay que reaccionar, pero no desde la soledad, que puede relacionarse con la idea de la autonomía. Agregó que es importante una presencia regional e internacional de la universidad.