La atención a la salud de los pueblos originarios enfrenta el desafío de empatar la medicina ordinaria y el reconocimiento de la medicina tradicional, enfoque abordado en la teoría y en la práctica en la Unidad de Atención a las Comunidad Indígenas (UACI) de la UdeG.
Lo anterior se planteó en la mesa de diálogo “Salud intercultural comunitaria: logros y desafíos del programa en el AMG”, en el salón Cataluña de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (BPEJ) Juan José Arreola.
Las representantes de los pueblos originarios tomaron la voz para describir el acercamiento a la UACI y el intercambio hacia la construcción de un programa de atención en salud comunitaria.
Cristina Apolonia Martínez Hernández, de la comunidad mazahua y miembro de la Red Promotora de Derechos Humanos de las Mujeres Indígenas del AMG, destacó el inicio de la colaboración con la UACI. “Ya hacíamos trabajo en temas de salud y la UACI nos buscó en la casa comunitaria para atender a nuestros ancianos, y donde comenzamos a atender la salud emocional, física, sexual y espiritual”, relató.
Además de luchar por el derecho a la salud, también se inició con la promoción del acceso a la justicia y a una vida sin discriminación en su comunidad, puesto que por largo tiempo dejó su vestimenta tradicional por los distingos raciales de los tapatíos.
Juana Facundo Rodríguez, representante de la comunidad hñähñu u otomí, del Valle de Mezquital, relató que la relación con la UACI ha generado intervenciones relevantes como la generación de cápsulas de prevención del COVID-19 en lenguas como el wixárika, mazahua, otomí y mixteco, además de avanzar hacia el reconocimiento de la medicina tradicional.
“En 2024 recuperamos la modalidad de la medicina tradicional porque queremos el reconocimiento de esta práctica; vemos que se pierde la práctica de la partería, que es parte de nuestras tradiciones, pero que no nos permiten practicar”, denunció.
Resaltó la alianza estratégica de la UACI como aliado en las Brigadas de salud y prevención de enfermedades, además de apoyar el colectivo para dignificar y difundir su cultura por medio de festivales y el apoyo en temas de salud y justicia.
René Cristóbal Crocker Sagastume, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), relató cómo enfrentó la atención a la salud de los pueblos originarios, primero en Guatemala y, después, en las comunidades zapatistas de Chiapas, bajo el enfoque de la medicina tradicional.
En cuanto a la atención sanitaria, el Director de la División de Salud del Centro Universitario de Tlajomulco (CUTlajomulco), Jaime Briseño Ramírez, alertó sobre el alto porcentaje de personas sin servicio de salud –37 por ciento–, concentrado en comunidades rurales y marginadas socialmente, donde habitan personas de pueblos originarios.
“La UdeG apoya, lo que no significa que se reduzca la brecha, pero sí fortalece la labor y responsabilidad social desde la extensión en áreas de salud, a la vez de la atención intercultural”, abundó el universitario.
La coordinadora del Programa “Salud en acción CUTlajo”, Ana María López Yáñez, dijo que la atención a comunidades de pueblos originarios no sería posible sin la escucha de la comunidad. “Hay que atender las necesidades sentidas de los pueblos y que nos hablen de lo que necesitan y quieren; no sólo orientarnos con lo que arrojan las encuestas, hay que buscar lo que nos dé otra perspectiva”, informó.