Directa, dura e inusual es la prosa del narrador brasileño Rubem Fonseca, quien ha dedicado sus mejores momentos creativos al género del cuento, variedad narrativa en la cual nos ha entregado magníficas piezas, deliciosas fábulas que hielan la sangre por sus descarnadas historias, obras que se antojan siniestras, muy de este loco mundo moderno.
Sin embargo, también ha hecho entrega de historias más largas, menos concentradas es cierto, sin embargo, de igual manera logran su afán: ofrecer al lector una imagen de la realidad, no solamente de su país, sino del orbe.
Desde marzo se encuentra en re-circulación una de sus mejores novelas, aquella que en los años ochenta se publicara bajo el nombre de Pasado negro, pero que hoy vuelve con su original nombre de Bufo & Spallanzani, y que reedita la editorial mexicana Cal y Arena, la cual, desde hace algún tiempo, se ha empeñado en conseguir todos los derechos del autor, y paulatinamente nos deja en las mesas de las librerías libros nuevos, pero también obras ya consagradas del escritor.
En Bufo & Spallanzani, Fonseca narra una anécdota muy sencilla, pero que bajo el rigor de la imaginación del prosista, se llena de brillo y cobra una espléndida forma. Un rápido resumen de la novela podría ser éste: Gustavo Flavio, quien tiene un horrendo pasado, descubre el amor y la literatura y se convierte en un escritor de novelas famoso; un día (la millonaria) Delfina Delamare aparece muerta en su automóvil; en la guantera del coche de la mujer asesinada, un policía indiscreto encuentra un libro de Gustavo con una dedicatoria…
La premisa desata una gran historia que recuerda, en algunos momentos, a El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle, sobre todo a partir del capítulo “El Refúgio do Pico do Gavií£o” y hasta el final. La novela se desarrolla dentro de un mundo que es bien conocido por Rubem Fonseca, pues el thriller casi, se presiente, retrata una experiencia personal del brasileño, quien trabajó por muchos años dentro del mundo judicial, y casi se podría afirmar que es su biografía, ya elaborada en forma de parábola. Fonseca logra conseguir, a la manera de Franz Kafka, que los lectores o bien se abandonen y sigan la trama de la historia, o se replieguen en su pequeño mundo y no se abran para conocer la ficción.
No es sencillo abismarse a ninguna obra de Rubem Fonseca, pues es un autor que no tiene concesiones: siempre es molesto si uno no se introduce y logra entender que lo que se cuenta es una historia que bien puede estar ocurriendo ahora, en Guadalajara, o en cualquier lugar de la tierra. De manera puntual, y con un estilo seco, áspero y directo, se retrata la violencia humana, la lujuria, y en cada obra del narrador se abren los mundos de la sociedad marginada, de los seres resentidos, de los asesinos, las prostitutas, los habitantes de este mundo que viven la pobreza, la miseria y la demencia existencial que actualmente es pan de cada día.