Omphalos, del reconocido coreógrafo francobelga Damien Jalet, es un fascinante viaje coreográfico creado en 2018, con 20 bailarines en escena. La obra ha sido elogiada por todo el mundo y observa a la humanidad desde el punto de vista de un pájaro, guiándonos mediante la danza, la música y la imagen hacia una cosmogonía cuyo centro es nuestro presente y su porvenir.
Es un espectáculo que conjuga rituales, vértigo, el pasado y el futuro en distintas aceleraciones, desaceleraciones y dualidades mientras los bailarines transitan en una parábola cuya forma está inspirada en una antena parabólica.
La obra surgió a partir del deseo de crear una pieza que observara a la humanidad en vista cenital, como un pájaro, evolucionando en un tiempo y espacio específicos, en una especie de perspectiva cósmica.
La cosmología puede abordarse de forma científica o mitológica, pero normalmente ambos enfoques se dividen claramente. Damien Jalet –quien ha trabajado con artistas de la talla de Madonna, Paul Thomas Anderson o Marina Abramovich, entre muchos otros–, concibe el escenario como un lugar donde es posible unir la inspiración que le ofrecen ambos enfoques.
En Omphalos, crea un mito nuevo a partir de rituales, mitología europea y mesoamericana que resuena incluso con la física cuántica, por la concepción del tiempo, puesto que en la obra se tiende un puente entre el pasado y el futuro incierto.
La puesta en escena actúa, de cierta manera, como espejo, inspirado en prácticas prehispánicas donde utilizaban platos en forma de antena que se llenaban de agua para observar las estrellas, sus reflejos, creando así una metáfora tanto de nuestro mundo como de un inframundo, un lugar donde la gravedad actúa y otro donde se libera. El material de movimiento coreográfico de los bailarines se inspira en esta dualidad, hecha de oposiciones y circularidad, de aceleración y desaceleración, en un intento por encarnar las circunvoluciones del tiempo mismo.
Para la creación de Omphalos se contó con el apoyo de un equipo nacional e internacional, como los reconocidos compositores Ryuichi Sakamoto y Marihiko Hara (Japón), el diseñador Jean Paul Lespagnard (Bélgica), el escenógrafo Jorge Ballina y el iluminador Víctor Zapatero (México). Además, los dos creativos mexicanos recibieron el segundo lugar como Mejor Diseño Escenográfico y el primer lugar como Mejor Diseño de Iluminación del mundo en los premios World Stage Design, en Calgary, Canadá, 2022.
Para el diseño sonoro, Sakamoto (1952-2023) se inspiró en la escenografía de Jorge Ballina para crear vibraciones distorsionadas con diferentes tipos de platillos que resuenan con la estructura metálica del escenario. También compartió generosamente algunos fragmentos de su álbum Async, que cuenta con claras referencias a Solaris, de Andrei Tarkovski, otra inspiración destacable para la pieza.
Omphalos, que se presentará en la Sala Plácido Domingo del Conjunto Santander de Artes Escénicas los días 27 y 28 de octubre, ha ofrecido 19 funciones a lo largo de un año en diversas ciudades de México, así como en una gira por Europa, registrando llenos totales en todos los teatros donde se presentó. Un logro significativo para una pieza de danza contemporánea.
Omphalos es una producción de MOVES, una empresa cultural mexicana integrada por un equipo dedicado a la producción, gestión y promoción de artes escénicas a nivel internacional, con un fuerte enfoque en la danza contemporánea, en coproducción con el Conjunto Santander de Artes Escénicas (CSAE), que está rompiendo fronteras y abriendo puertas para la danza mexicana en los principales escenarios del mundo.
Sinopsis
Zeus envió dos águilas, una a cada extremo del mundo. El sitio donde se encontrarán definiría el centro, el ónfalo u “ombligo del mundo” materializado por una roca, que es comúnmente protegida por una serpiente. El águila y la serpiente son también los símbolos de México, cuya etimología significa “en el ombligo de la luna”. Partiendo de este axis mitológico entre México y Europa, Omphalos escarba entre historias abandonadas, creadas desde la observación del cosmos, reaccionando ante un imaginario indígena sobre las ruinas de un símbolo contemporáneo de la ciencia y la comunicación.
Utilizando cosmología mitológica y científica, el conocimiento consciente e inconsciente, la obra resulta en una reflexión física sobre la percepción del tiempo, el cual es múltiple y elástico. Los bailarines, señores del tiempo, se vuelven tejedores, ondulando entre ciclos y patrones que desdibujan la línea entre su experiencia y las fuerzas que los mueven. Ellos encarnan sus texturas y manifestaciones cíclicas a través de aceleraciones, desaceleraciones e impredecibles espirales vertiginosas.
Con sus movimientos viscerales abrirán una puerta entre el tiempo humano y el paralelo, expresando una cosmogonía personal a través de las leyes gravitacionales de la física, la geometría y la relatividad.
Omphalos gira entre un pasado casi olvidado y un futuro cada vez más incierto. Los bailarines, seres caminantes atados al vértigo del tiempo, danzan antes de que el portal vuelva a cerrarse.